Chiclayo no sólo es una de las ciudades más boyantes y comerciales de Perú, es también el centro desde el que se puede acceder a una de las mejores gastronomías del país, a ricas tradiciones culturales, y a una gran variedad de atractivos que transitan entre los moches y la época republicana.
La intensidad de la ciudad de Chiclayo contrasta con los apacibles balnearios que miran al mar donde se levantan antiguas y amplias casonas de madera. También con una franja de desierto verde que colinda con los últimos contrafuertes de la cordillera andina. En ese desierto, se levanta un bosque seco formado de faiques y algarrobos que ha sabido adaptarse a las condiciones de aridez del clima.